Dos de los cuadros que forman parte de la exposición "Post Industrial", de Xosé Luís Otero, que se puede ver en el Centro Cultural "Marcos Valcárcel" de Ourense. |
Post Industrial. Así se llama la exposición que Xosé Luís
Otero ofrece en el Centro Cultural “Marcos Valcárcel” de la Deputación de
Ourense en la ciudad de As Burgas. El título de la muestra entraña en sí mismo
un cambio de rumbo en la temática abordada por este pintor gallego (Nocelo,
Sarreaus, 1964), que no desentona en absoluto con su espíritu artístico sino
que, por el contrario, se arraiga todavía más en su sensibilidad, sus inquietudes
y su pensamiento. No es posible la inacción frente al devenir de los
acontecimientos. Hay que poner el grito en el cielo, cada uno con sus medios. Xosé
Luís Otero lo hace con sus óleos y Post Industrial es un alegato frente una
sociedad que se deteriora, se derrumba. Las escenas de las estructuras
industriales desvencijadas, de cascos de buques abandonados al óxido, de
edificios inconclusos que podemos ver en esta exposición resultan impactantes,
no solo por el gran formato de las obras, que ciertamente ayuda a magnificar
esa intención del artista, sino por el acertado manejo de la paleta cromática y
los trazos que contribuyen a dar una mayor densidad al ambiente.
Quienes vivimos la dura etapa de la reconversión industrial
de Vigo en los primeros años de la década de 1980 tenemos en la mente el
recuerdo de situaciones como las que plasman los cuadros de esta muestra:
astilleros parados, alguno de ellos para siempre, con el casco de un barco
prácticamente terminado, pero abandonado en las gradas de la factoría;
Edificios emblemáticos de la arquitectura industrial y fabril, repentinamente
cerrados, sin futuro. Nombres asociados al florecimiento económico de una
ciudad, de un país, atrapados en la especulación depredadora de tiburones que
tratan de sangrar hasta la última gota de su patrimonio y que buscan dar un
pelotazo inmobiliario por la espalda mientras prometen la refundación y el
relanzamiento: Ascón, Mohasa, Casa Mar, Cruceros Ría de Vigo…
Hay una belleza dulce,
complaciente a la mirada, pero también hay una belleza que causa desazón,
angustia, que nos abre los ojos a un mundo sórdido que nos rodea y a veces
intentamos eludir. Está en los relatos de Kafka, en algunos poemas de Pavese y
está, sin lugar a dudas en Post Industrial, en los nuevos cuadros de Xosé Luís
Otero.
La exposición suscitó el interés de los medios informativos locales. |
Un nutrido público, entre el que se encontraban importantes figuras de la plástica gallega, acudió a la inauguración de la exposición. |
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