Leí hace unos días en el Atlántico que el alcalde de
Redondela, Javier Bas, le va a pedir a la ministra de Fomento, Ana Pastor, que
abra cuanto antes la estación del AVE de Redondela. Yo le sugeriría a Javier
Bas, a quien no conozco personalmente pero es mi alcalde y por eso creo que mi deber es decírselo, que le pidiese a la ministra Pastor que
arreglase cuanto antes el viaducto de Pedro Floriani o Viaducto Madrid. Tendrá
más interés para Redondela y para el ferrocarril que la pomposamente mal llamada
estación del AVE de Redondela. ¿Por qué? Sencillo. Muy sencillo. El día que se
inaugure esa estación será el final de la historia ferroviaria redondelana. Es un
bombón envenenado.
Me explico. El término municipal de Redondela tenía, antes
de la llegada de la fiebre del AVE, cuatro estaciones como en el Monopoly:
Redondela, Chapela, Cesantes y Redondela Picota. Las dos últimas eran apeaderos
y Chapela, se había convertido también en eso, en apeadero, desde que dejó de
prestar servicio como cargadero de cemento. Cuando se cerró al servicio la
antigua estación de Vigo y entró la provisional de Vigo-Guixar, Adif aprovechó
para cerrar definitivamente Chapela. ¿Por qué? ¿Qué explicación tiene que una
localidad como Chapela con más de 7.500 habitantes pierda su estación, o su
apeadero (no necesitaban más que arreglar un andén en la vía de Guixar para
ponerlo en servicio) y en cambio nadie discuta que Arbo, con la mitad de
habitantes, o Crecente, con la tercera parte sigan teniendo su flamante
estación? O ¿cómo se justifica que A Gudiña, con un quinto de la población de
Chapela consiga que paren incluso los expresos y los rápidos diurnos con origen
y destino en Madrid?
Chapela es el ejemplo vivo del escaso interés que tiene el
ministerio de Fomento en preservar el ferrocarril como medio de locomoción
sostenible, ecológico, económico y vertebrador del territorio. Casualmente, se
llega a esta situación después de que por ese ministerio hayan pasado dos gallegos:
uno del PSOE (José Blanco) y otra del PP (Ana Pastor). Galicia empezó a perder
la guerra del tren cuando dos paisanos suyos se pusieron al frente del negocio.
Y no tiene nada que ver con la ideología. La estupidez, como el dinero, no
tiene color.
El alcalde de Redondela, Javier Bas, tenía que haber visto
las orejas al lobo cuando Adif y Renfe se cargaron de un plumazo la parada de
los trenes en Chapela. Cualquier intento de recuperar un servicio ferroviario
de cercanías entre Vigo y Pontevedra comenzó ahí mismo a desvanecerse.
La siguiente fechoría pasa, necesariamente, por inaugurar la
estación del “AVE” en Redondela. ¿Cuántos habitantes tiene Redondela? El
municipio algo más de 30.000, que es un número respetable. Pero la villa
cuenta, cien arriba, cien abajo con una cifra semejante a Chapela, Algo menos
de 7.500. El nuevo trazado por el túnel de As Maceiras sitúa la estación del
AVE de Redondela a menos de 12 kilómetros de la de Vigo. ¿Alguien sabe si en
algún lugar del mundo, un tren de alta velocidad hace su primera parada a 12
kilómetros de su salida para atender la demanda de una población de 7.500
habitantes?
La línea de alta velocidad del eje atlántico (que no es de
tanta alta velocidad, todo hay que decirlo) está pensada para unir ciudades. El
AVE, teóricamente, es un medio de transporte de masas para ser rentable. Pero
de masas pudientes. El precio del billete va en consonancia con la velocidad.
En teoría, los aves de todo el mundo estaban pensados para competir con los
aviones en tiempo y en precio. Aunque tarde más que el avión, las distancias de
los aeropuertos, siempre en la periferia y las esperas preceptivas antes de
embarcar y las habituales demoras, sitúan hoy por hoy al tren rápido en un
medio más fiable y con menos tiempo total de viaje que el avión.
Pero las compañías aéreas han contraatacado con líneas low
cost que ponen el precio de un vuelo al coste de un viaje en autobús y, mucho
más barato que un tren convencional y, en consecuencia casi a mitad de precio
frente a un billete de AVE. Hay billetes de avión a Madrid o a Barcelona o a
Alicante más baratos que un viaje en talgo de A Coruña a Ourense.
Así pues, las líneas de alta velocidad ya no son tan
concurridas como se esperaba. Porque turistas y estudiantes y muchas personas
para quienes el valor de su tiempo es importante, pero no tanto como para que
estén dispuestos a pagar el doble o el triple por ahorrar una hora o menos, no
engrosan la lista de los viajeros del tren, sino que se han desembarcado de
ellos y han optado por el avión o el autobús. Y al no ser concurridas, no son
rentables. Y como no son rentables, cada vez el billete será más caro. Pero
también más caros los billetes de los regionales y los servicios de media
distancia y de cercanías, en sitios como Galicia donde no existe el hábito ni
el producto del tren de cercanías.
La Alta Velocidad es insaciable. Una línea de AVE necesita
al menos seis millones de pasajeros al año para poder cubrir gastos y amortizar
la inversión a muy largo plazo. Aunque los viajeros de los tres aeropuertos
gallegos se pusiesen de acuerdo para dejar el avión y pasarse al AVE en sus
desplazamientos a Madrid, la línea de Galicia no llegaría ni a alcanzar la
tercera parte de esa cuota. Así pues, a
los miles de millones de euros de inversión habrá que sumar los cientos de
millones que se perderán durante los próximos años. El dinero que se entierra
en un negocio ruinoso deja de fluir para proyectos más necesarios y a la vez
condenará durante generaciones el ferrocarril español.
Conclusión. Cuando la ministra Pastor inaugure la estación
del AVE de Redondela, los redondelanos podremos ir allí a ver pasar los trenes.
Como en Bienvenido Mister Marshall, que saludaban mientras los americanos pasaban
de largo. La mayoría de los trenes no pararán. Aquellos que ahora todavía lo hacían, como el
talgo a Madrid, dejarán de hacerlo y las conexiones de cercanías que eran
posibles aunque escasas con destinos como Arcade desaparecerán por completo.
Con suerte, si no desmantelan la actual estación, tendremos la posibilidad de
coger el tren para ir a Ourense, o a Porriño o para tomar las aguas en Caldelas
de Tui. Pero los estudiantes que antes subían al tren en Redondela para ir a
Madrid o a Barcelona o a Bilbao deberán hacer gasto de la flamante estación de
Vigo porque en Redondela ya no encontrarán billete.
Seis de los doce municipios de la Mancomunidad de Vigo tienen estación de tren. Una oportunidad única para que existiese una red de cercanías alrededor de Vigo, con Redondela como principal núcleo ferroviario. Permitiría reducir el gasto energético y el ecológico y el económico de tener que moverse en coche entre algunos de los municipios rurales y el centro urbano de la mancomunidad. Pero claro, para ese viaje no hacen falta trenes de alta velocidad, ni se benefician los consorcios industriales alemanes, o los franceses, que son quienes mandan en nosotros desde Bruselas y son quienes nos dicen en qué debemos endeudarnos. Aunque sean deudas ruinosas para nosotros, para ellos es un chollazo.
Seis de los doce municipios de la Mancomunidad de Vigo tienen estación de tren. Una oportunidad única para que existiese una red de cercanías alrededor de Vigo, con Redondela como principal núcleo ferroviario. Permitiría reducir el gasto energético y el ecológico y el económico de tener que moverse en coche entre algunos de los municipios rurales y el centro urbano de la mancomunidad. Pero claro, para ese viaje no hacen falta trenes de alta velocidad, ni se benefician los consorcios industriales alemanes, o los franceses, que son quienes mandan en nosotros desde Bruselas y son quienes nos dicen en qué debemos endeudarnos. Aunque sean deudas ruinosas para nosotros, para ellos es un chollazo.
haber espabilado la estación de la gudiña es la de puertas de Galicia no se si estas enterado,la verdad parece que para poner poner tu pueblo por las njubes tienes que poner el de los demás por el suelo.Esto era lo q me faltba por oir,Ande sinvergüenza
ResponderEliminarPues sí. Desde luego estoy más espabilado que tú, que no has entendido el artículo. Jamás se me ocurriría reclamar que A Gudiña pierda su estación. Lo que denunciaba es el escaso interés por evitar el cierre de otra, pese a tener una población significativa. Ya me dirás, cuando funcione el AVE, cuántos pararán ahí. Por cierto, no soy de Chapela, lo cual no me impide defender su ferrocarril, como defendí igualmente A Gudiña contra la pérdida del único tren que la unía con sus pueblos vecinos, desde Ourense a Puebla de Sanabria.
EliminarMuchas gracias por leerme y gracias por la crítica, aunque tu falta de educación al escribirla la desacredite un poco.