Después de 40 años de rodaje, la 3000 de Marklin se mantiene en perfecto estado de marcha y con todas sus piezas. |
El 6 de enero de 1973 inauguré mi primer tren en escala H0.
Eso es lo que diría ahora, que soy mayor. Entonces, que todavía tenía once
años, saltaba de alegría porque me habían regalado un tren eléctrico. He de
confesar que no era una sorpresa, pues había ido con mi madre y mi hermano a
elegir la locomotora y los vagones. En el Vigo de hace cuarenta años, había muy
pocas jugueterías que tuviesen trenes eléctricos. Claro que si lo vemos con la
perspectiva de hoy día, que no hay ninguna, la cosa ha ido a peor. Una decisión
de tal envergadura obligaba a visitar las tiendas en las que tenían trenes
Marklin: El Pilar Grandes Almacenes, que se encontraba donde hoy está la Casa
del Libro, en la calle de Velázquez Moreno; Moya, en la calle del Príncipe, justo
frente a la cárcel (nadie le llamaba Palacio de Justicia, y menos en aquellos
tiempos) y, por último, Viso, que además de perfumería y bellas artes tenía
artículos de juguete. Viso estaba en la calle de Urzaiz, que entonces se
llamaba José Antonio (Primo de Rivera, claro) Ninguno de los tres
establecimientos existe ya. Las vías, los vagones y la locomotora de aquellos
reyes les han sobrevivido.
La locomotora real fue fabricada en Alemania, donde circuló hasta 1968. Foto Jens Hofmann. |
La primera locomotora de mi tren fue ésta que os enseño
ahora y que podéis ver en su modelo a escala en la primera fotografía y la imagen de la unidad real. En principio no era mi candidata. Pero al verla, mi madre dijo: “Qué
bonita, es como la Sarita”. La Sarita era una locomotora de vapor que hacía
maniobras en la estación de Vigo y que alguna vez había visto cruzar el puente
de San Lorenzo desde la casa de mis abuelos. Los reyes compraron la sarita en Viso y costó 800 pesetas.
La verdad es que entre la Sarita y mi locomotora no hay
mucho parecido, salvo en que ambas son de rodaje 030, es decir, que lleva tres
ejes de tracción y ninguno conductor ni tampoco trasero. La 030 de Marklin,
cuyo número de referencia en el catálogo es la 3000, se corresponde realmente
con la BR 89, una locomotora fabricada por Henschel en 1934 para la Deutsche
Reichsbahn-Gesellschaft (DRG), la compañía ferroviaria alemana. Marklin comenzó
su fabricación en escala H0 en 1953 es una pieza sencilla y a la vez robusta y
su éxito comercial fue tal que a día de hoy se sigue fabricando aunque con otra
referencia y mando digital. En 1963 ya se habían vendido un millón de unidades
y antes de finalizar el siglo XX la 3000 había alcanzado la cifra de cinco
millones. Lo curioso es que el modelo original del que se hizo esta
reproducción fue una pequeña locomotora de la que se hizo una cortísima serie
de diez unidades destinadas a maniobras y arrastre de pequeñas composiciones.
Es una locomotora tipo tanque, pues lleva en el mismo chasis la caldera y
máquina y también el depósito de carbón y los de agua.
La Sarita en una de las dependencias de la estación de Vigo en la década de 1960. |
La Sarita de verdad
En cuanto a la Sarita, fue construida en Inglaterra por la
Hunslet Engine para el ferrocarril portugués de la Beira Alta en 1880. Corta
fue su vida en tierras lusitanas ya que en 1886 la adquiere de segunda mano la
West Galician que la pone en servicio con el nombre de Sar, en homenaje al río
por cuya orilla discurre parte de la línea de Carril a Cornes. Si echáis un
vistazo en Internet, veréis que existen muchas páginas y foros en los que se
habla de la Sarita, e incluso se llega a decir que fue la primera locomotora
gallega o la locomotora con la que se inauguró el primer tren en Galicia. Se
trata de un dato erróneo, pues la primera línea gallega inició su circulación
en 1873, trece años antes de que la Sarita llegase a Galicia. Una vez concluido
el trazado entre Santiago y Redondela, la línea pasó a manos de MZOV. En 1928,
MZOV es absorbida por la Compañía Nacional de los Ferrocarriles del Oeste y en
1941 se constituye Renfe, que se convierte en la empresa titular de toda la red
ferroviaria de ancho ibérico y de todo el material rodante, incluyendo esta
pequeña locomotora que pasó a ser la 030-201, aunque siempre con el nombre de “la
Sarita”. Los años finales de la Sarita estuvieron vinculados al depósito y
estación de Vigo, aunque también tuvo un período de estancia en Vilagarcía y
Ourense. Su silueta forma parte del escudo de la Asociación Viguesa de Amigos
del Ferrocarril y Tranvías (AVAFT). Considerada una pieza a preservar, fue
salvada del soplete y quedó en depósito en el museo de Delicias, aunque en muy
mal estado por el abandono al que fue sometida.
En 1996, la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, que es
la depositaria del patrimonio ferroviario nacional, la entregó en depósito a la
Fundación Camilo José Cela, tras una restauración estética. Es decir, de
aspecto flamante aunque imposibilitada para la circulación. Allí se instaló en
un pedestal a la intemperie, junto con otra pequeña locomotora, la Sestao, y
quedó a merced de la herrumbre y el abandono. Desde las asociaciones de amigos
del ferrocarril y de los defensores del patrimonio histórico, defendemos la
revocación de ese préstamo a la fundación Camilo José Cela y su restauración y
reubicación en un centro de preservación de los activos ferroviarios de interés
cultural como es el caso de esta pequeña locomotora. Desde luego en la Ciudad
de la Cultura no. Pero Monforte de Lemos, que es la sede de la fundación de los
ferrocarriles de Galicia, Vigo o Vilagarcía, pueden ser dignos destinos para
que este pequeño monumento nacional gallego pueda ser conservado y exhibido con
orgullo.
En cuanto a mi “sarita”, ha cumplido cuarenta años de
servicios distinguidos e ininterrumpidos. Sigue rodando con la misma fuerza y
empuje que cuando llegó a mis manos. Aquí sí que fue la primera locomotora.
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